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viernes, 24 de julio de 2015

FRENA TU CRECIMIENTO MUSCULAR TOMANDO BEBIDAS EMBRIAGANTES DE MANERA REGULAR

Hola comunidad el día de hoy vamos a hablar de algo totalmente perjudicial... muchos diras pero no es en exceso; pero el simple modo de probarlo manda todo nuestro esfuerzo al agua.
Después de una agotadora semana en el trabajo y en el gimnasio, una deliciosa copa de vino o un vaso de cerveza helada suena perfecto. Claro, lo último que quieres es disminuir el efecto positivo del entrenamiento y todo ese duro esfuerzo en el gimnasio.

Considerando la avalancha de información científica que muestra que el consumo de alcohol tiene la capacidad de impedir el crecimiento muscular, posiblemente te preguntes si tomar esa copa de vino o el vaso de cerveza valga la pena.

Recientes investigaciones sobre el fenómeno de que el alcohol induce la pérdida muscular han mostrado que todo depende de la dosis, mientras más alcohol consumas mayor será la pérdida muscular, sin embargo, consumir pequeñas cantidades de alcohol estimula la producción de testosterona, ofreciendo un ambiente más anabólico que ayudará al crecimiento muscular.

EL ALCOHOL IMPIDE LA SÍNTESIS DE PROTEÍNA EN LOS MÚSCULOS

La respuesta anabólica en el tejido muscular se debe a la diferencia entre la síntesis y degradación de proteínas en la que altos niveles de síntesis de proteína resultan en crecimiento muscular. Esta respuesta anabólica puede disminuir significativamente por el consumo excesivo de alcohol.

Un estudio de Hong-Brown mostró que la exposición de las células musculares al alcohol disminuye la habilidad del IGF-1 y la insulina a estimular la síntesis de proteína entre 30 y 60%, respectivamente. El estudio mostró que el alcohol no tiene influencia en la tasa de degradación de proteína muscular, demostrando que el alcohol afecta específicamente la síntesis de proteína.

Además de reducir la habilidad de IGF-1 e insulina en promover el crecimiento muscular, el consumo de alcohol también ha mostrado suprimir directamente la síntesis de proteína conducida por el mTOR. Este efecto se deriva de la habilidad del alcohol en inhibir la producción de ácido fosfatídico (PA) por la enzima fosfolipasa D en las células musculares.

El PA es una molécula señalizadora que ha mostrado activar directamente el mTOR en respuesta al ejercicio con pesas. Consecuentemente la reducción de PA, producida por el alcohol, reduce la síntesis protéica activada por el mTOR, reduciendo el crecimiento muscular.

Básicamente existen dos tipos de fibras musculares en el cuerpo conocidas como fibras de contracción rápida y fibras de contracción lenta. Se les denomina así dependiendo de la velocidad en la que se contraen.


Las fibras rápidas se contraen cuatro veces más de prisa que las lentas, teniendo más capacidad para producir fuerza. Las fibras de contracción rápida son más largas y más poderosas, responden mejor al entrenamiento con pesas y proporcionan ganancias superiores en tamaño y fuerza muscular. De hecho es la fibra muscular más influenciada negativamente por el consumo de alcohol.

Estos resultados se mostraron en un estudio de Vary et al, donde los ratones que recibieron alcohol demostraron una reducción en la síntesis de proteína muscular en el tejido muscular de las fibras de contracción rápida. Estos resultados indican que el consumo de alcohol disminuye la fuerza y el tamaño de los músculos, basado en la influencia negativa que tiene el mismo en el crecimiento de las fibras de contracción rápida.

Además de reducir el crecimiento muscular al inhibir la síntesis de proteína, estudios indican que la exposición al alcohol aumenta la cantidad de la potente molécula degradadora de músculos, miostatina, lo cual reduce aún más el crecimiento muscular.

La miostatina es un miembro de la súper familia de los factores de crecimiento beta (TGF-beta) donde a pesar de ser un factor de crecimiento, en realidad reduce el tamaño de los músculos al inhibir la formación de nuevas fibras musculares y al mismo tiempo disminuye la síntesis de proteína conducida por el mTOR.

El impacto negativo de la miostatina en el crecimiento muscular, producido por el consumo de alcohol, fue demostrado en un estudio de Lang et al, donde se mostró que ratones que ingirieron alcohol durante 16 semanas tuvieron un aumento en sus niveles de miostatina en los tejidos musculares.

El consumo de alcohol puede alterar la cantidad de testosterona, una hormona anabólica, lo que tiene una influencia considerable en el crecimiento muscular. Este efecto es aparentemente dependiente de la dosis; poca cantidad de alcohol eleva la producción de testosterona, mientras que una cantidad mayor causa una baja considerable en esta hormona.


En un estudio que muestra el impacto positivo de bajas cantidades de alcohol en la testosterona, los sujetos que consumieron dos tragos de bebidas alcohólicas mostraron un aumento de 17% en la producción de testosterona. Los autores sugirieron que este aumento puede deberse al incremento de NADH, producido por el metabolismo del alcohol ingerido.

El NADH (nicotinamida adenina dinucleótido) es una coenzima que ocurre de forma natural en el organismo y juega un importante papel en el proceso químico que genera energía. El aumento de NADH mejora la actividad de la enzima 17 beta-HDS, la cual cataliza la producción de testosterona. Como resultado, se produce más de esta hormona.

En contraste, un segundo estudio demuestra que ingerir altas dosis de alcohol (6 ó 7 tragos), suprime la testosterona en 23%, entre 10 y 16 horas después del consumo.

¿Por qué esa mayor cantidad de alcohol consumido no produce un aumento en la actividad de la enzima 17 beta-HDS y por lo tanto mayor producción de testosterona? Bueno, al parecer hay un umbral en el que el consumo exagerado de alcohol se vuelve tóxico, dañando las células productoras de testosterona en los testículos, llamadas células de Leydig.

Esta toxicidad abruma cualquier influencia positiva para que se produzca más NADH. Como resultado, el efecto tóxico en las células de Leydig reduce la habilidad de producir testosterona.

Grandes cantidades de alcohol no sólo causan efectos negativos en la testosterona, sino también en los niveles de cortisol.

En un estudio de Valimaki et al, se mostró que el consumo de seis o siete tragos causó un aumento de 152% en el cortisol, cuatro horas después de su consumo.

La depleción de testosterona, combinado con el pico de cortisol producidos por el consumo excesivo de alcohol, aumenta la degradación de proteínas y contribuye de forma negativa en el tamaño y fuerza de los músculos.

ESPERO LES AYA SIDO DE GRAN AYUDA, COMPÁRTELO!! ... ESPERO SUS COMENTARIOS Y SUGERENCIAS ME PUEDEN ENCONTRAR EN FACEBOOK HERCULES Trainer (https://www.facebook.com/pages/HERCULES-Trainer/1606420532941059?ref=hl) ... GRACIAS !!

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